ETIMOHEDONIA: BESO

ETIMOHEDONIA: BESO

El famoso "Beso" de Klimt

Beso viene del latín “basium” La hipótesis de que “basium” provenga de una voz onomatopéyica es discutida puesto que nunca se refirió al beso sonoro que uno da, por ejemplo, sobre la mejilla de otro. Desde antiguo, el latín tenía algunos vocablos para beso, como es “osculum” y también “suavium”, para un beso especialmente tierno o cariñoso. “Basium” es una palabra que aparece testimoniada tardíamente, de la mano de la poesía erótica de Cátulo (primera mitad del s.I a.C) y se refería al beso erótico de los amantes, al que se da sin ruido y con la boca abierta. Desde el momento en que se populariza “basium” para beso erótico, los otros vocablos quedan más para el sentido de beso no erótico (maternal, amistoso, familiar…) Lo que sucede es que tardíamente en latín la palabra “basium” va a adquirir un uso generalizado desplazando a las demás y así queda como término preferente en las lenguas romances.

Dado que Cátulo era veronés y se crió casi en territorio de la Galia Cisalpina (el arco de los Alpes del norte de Italia en el s.I. a.C. estaba ocupado por pueblos galos), se especula con la posibilidad de que el vocablo pueda ser un préstamo celta. En cualquier caso, su progresión fue “basium>baisu>beso”

Besarse es un comportamiento complejo que requiere una coordinación muscular significativa que involucra un total de 34 músculos faciales y 112 músculos posturales. El músculo más importante involucrado es el músculo orbicular del oris, que se utiliza para fruncir los labios y es conocido informalmente como el músculo del beso.

El contacto labial involucra la acción nerviosa relacionada con la estimulación erógena en la que intervienen cinco nervios craneales utilizados para la identificación y reconocimiento de los elementos ambientales. Los impulsos eléctricos producidos por la acción neuronal derivan en sensaciones originadas en los focos táctiles de la piel labial, la zona supralabial y la lengua, señales decodificadas en el cerebro.

El contacto labial propicia la estimulación nerviosa y la respuesta cerebral a la liberación de oxitocina, dopamina y adrenalina en el torrente sanguíneo, lo que genera una gran cantidad de efectos físicos. La liberación de oxitocina (hormona relacionada con el amor materno, las contracciones uterinas, el parto y la atracción erótica) en el torrente sanguíneo origina distintas respuestas físicas, como la sudoración nerviosa y las respuestas sexuales de la erección del pene y la erección del clítoris. La dopamina produce la sensación de bienestar. La adrenalina produce una serie de cambios físicos: cambios en la presión arterial, el nivel de glucosa y ritmo cardíaco, además de la sensación de alerta y el tono rojizo en la zona cigomática.

Dentro del tropel de tipos y clases de besos, quiero hacer mención a uno, que se olvida en exceso y está dejado de la mano de todos los dioses (aunque precisamente él en sí sea un manjar). Se trata de ese “comer el culo”, “beso negro” o “anilingus” (en inglés, rimming o rim job), que es el contacto entre la boca y el ano y/o regiones adyacentes. Como sabéis, es la inserción de la lengua lo más profundamente posible en el ano del compañero o compañera. Esta práctica tiene una variante llamada “el colibrí”, que hace referencia a la familia de aves que utiliza su lengua de una manera similar con el fin de recoger el néctar de las flores. Bendito néctar de flores, bendito colibrí y bendita la madre que lo parió.

Algunas curiosidades:

En muchas ocasiones, la gastronomía y el erotismo se mezclan. Por ejemplo: “está muy apetecible”, “está riquísima”, “es sabrosón”, “está para comérselo”, “está como para chuparse los dedos”, “le comería a besos”, “a ese culo le daría yo un bocado”, etc. También, muchos términos con los que designamos las zonas erógenas se adentran en el terreno de lo comestible: nabo, cucurucho, chupete, almeja, chirla, melones, peras, cántaros de miel, caldito de tu cuerpo, etc. Los primeros padres de la Iglesia, tomándose la metáfora gastronómica muy al pie de la letra, consideraron la felación como una forma de antropofagia.

El Día Internacional del Beso se celebra el 13 de abril de cada año, una fecha que surgió gracias al beso más largo de la historia, que duró 58 horas y que fue protagonizado por una pareja tailandesa durante un certámen.

A besarse, pues, sin límite o medida.

Pplu